Director: Marcus Nispel – Género/Subgénero: Posesiones
Intérpretes: Stephen Lang, Kelly Blatz, Nick Nordella, Brett Dier y Brittany Curran entre otros.
Nivel de Caspa: Picores y enrojecimiento
Argumento: Un grupo de jóvenes deciden dar una fiesta en un edificio que está siendo rehabilitado. Sin querer, despiertan a una fuerza maléfica que toma posesión del cuerpo de uno de ellos. El mal comienza a hacerse cada vez más fuerte y los chicos, deberán convertirse en improvisados exorcistas, si quieren sobrevivir.
Películas de posesiones se han realizado muchas a través de los años, pero hace tiempo que no se veía una trama tan esperpéntica como esta en pantalla. El descoloque que te deja esta película es tal, que al final no sabes muy bien si has visto algo realmente distinto o te has tragado una tomadura de pelo de las gordas. Sea como sea, esta ida de olla (no se la puede definir de otra manera) no aburre en ningún momento, ya que mantiene un ritmo ágil y hay escenas gore (algunas informatizadas y es una pena) que por lo menos consiguen que no te duermas. El director que ha perpetrado todo esto, es nada más y nada menos, que el señor Marcus Nispel que nos trajo remakes tan discutidos, como el de “Conan”, “Viernes 13” o “La Matanza de Texas”.
En el reparto, encontramos al veterano Stephen Lang, una de esas caras que han desfilado por infinidad de pelis, telefilmes y series de televisión y que en esta ocasión, nos hace de cura. En la parte juvenil que se pueda resaltar un poco, encontramos a Kelly Blatz. Si no eres un lector muy maduro, conocerás a este chico por la serie “Aaron Stone” y si eres fan del terror, lo habrás visto en películas bastante buenas como “From Within” o en remakes lamentables como el de “Prom Night”. Por último destacar a Nick Nordella, cuyo personaje llama la atención, ya que se pasa media película en calzoncillos. ¿Por exigencias del guión? No se sabe, pero seguro que en algún momento del visionado de la cinta y como espectador serio, te vas a preguntar porque no se pone unos jodidos pantalones. En resumen, un desvarío de posesiones infernales que no debe tomarse en serio en ningún momento y que está claramente enfocado a un público adolescente. Puede llegar a entretener, si no se va con exigencias de ningún tipo.