
Director: Charlie Vaughn – Género/Subgénero: Vampiros solares – Reparto: Jason Lockhart, Dylan Vox, Jess Allen, Christian Ferrer, Greg McKeon y Ryan Adames entre otros
Argumento: Jasin es un vampiro que debe encontrar a una elegida mortal que salvará a su líder y a su especie de la extinción. Para ello, debe ser convertida. La búsqueda está siendo infructuosa hasta que descubren que la víctima humana que están buscando es un joven estudiante al que deben seducir para llevar a cabo su ritual. El chupasangre deberá abrir su sexualidad para salvar su orden.
Crepúsculo (Twilight) violó el mito del vampiro clásico por todos los orificios que pudo creando un nuevo subgénero que derivó en una variante romántica que intentaron imitar infinidad de filmes posteriores. Las malvadas criaturas de la noche ahora tenían vía libre para hacer lo que les viniera en gana tanto de día como de noche, todo ello bajo guiones de dudosa calidad que permitían este tipo de excesos. Sin duda alguna, Vampire Boys fue una de las imitaciones más desvergonzadas y a su vez, más atrevidas. En esta película, los vampiros aparte de ir a plena luz del día por ahí, toman el sol descaradamente a la vista de todos y además, lucen en sus pechos desnudos brillantes crucifijos sin que estos les causen el más mínimo daño. Un cachondeo bastante importante para una producción que no debe tomarse en serio en ningún momento y que entraría en la esfera más actual del cine de explotación. Curiosamente gozó de cierto éxito en su día, lo que propició una secuela de mayor calidad, mejor entramado y actuaciones mucho más notables que en la obra que nos ocupa. No es un título para recomendar pero desde luego es muy apto para echarse unas risas y en su momento, tuvo su relevancia para el público LGBTQIA+ que podrían recuperar como estandarte.