Hoy toca dar un repaso a la segunda temporada de Riverdale que nos dejamos en el tintero en su día, ya que actualmente estamos con la tercera de marras. En esta ocasión y tras el éxito obtenido con su predecesora, los capítulos del serial se alargaron hasta los 22 aunque sinceramente saben a lo mismo que la temporada anterior. Es decir, más episodios no equivale a una trama más rica o evoluciones de subtramas que derivan a otras más interesantes. Si, tenemos más pero no mejor. Aunque ojo, eso no significa que sea mala, ni mucho menos. Es una segunda entrega más que correcta que cumple con los estándares de calidad de la primera pero que deja con ganas de más al espectador ávido de más emociones.
Rememorar ese homenaje a Carrie en un curioso experimento musical al que se han atrevido a plasmar en televisión que queda algo desangelado en conjunto pero al que se le ven ganas por parte de los actores y eso se agradece. Pero la próxima vez lo queremos más y mejor, si les da por tocar referentes del cine como fue en este caso. Amores, idas y venidas, intrigas, bandas rivales, belleza, poder y alguna que otra moñada de instituto son los ingredientes de este nuevo regreso de Archie y sus amigos a la pequeña pantalla. Vuelven todos los que eran como K.J. Apa(Archie) Lili Reinhart y Camila Mendes (Betty y Verónica respectívamente) y Cole Sprouse como el incombustible Jughead. Todos ellos secundados nuevamente por los veteranos guaperas del pasado tales como Luke Perry, Mädchen Amick o Skeet Ulrich. Recomendada sin reservas a los fans que quedaron encandilados con esta adaptación para la pequeña pantalla del Archie-Universo.