Director: Jonathan Cuartas – Género/Subgénero: Bebedores de sangre – Reparto: Patrick Fugit, Ingrid Sophie Schram, Owen Campbell, Judah Bateman y Moises Tovar entre otros
Argumento: Thomas es un joven apático aquejado de una extraña enfermedad de la que parece no recuperarse nunca. Sus hermanos han encontrado una solución para mantenerle con vida. Una dosis de sangre en ciertos periodos de tiempo, puede sanarle aunque su efecto es bastante fugaz. Para conseguir la preciada y milagrosa curación, tendrán que atraer a personas a la casa donde viven y una vez allí, asesinarlas con crueldad para extraer el plasma necesario.
Película presuntamente de vampiros donde ese término no se utiliza jamás y que sigue la estela de producciones como El Ansia (1983) donde la sangre es vida y tiene que ser derramada para alargar la existencia de seres que la necesitan para sobrevivir. La diferencia aquí es que la caza de humanos está exenta de seducción y es perpetrada por personas que tan solo quieren que un miembro del núcleo familiar siga existiendo. My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To es también el título de una canción que cantan en formato karaoke, los protagonistas del filme y que da entidad a todo esto. Debut en el largometraje de su director Jonathan Cuartas que ya apunta maneras si se mantiene en el género de terror y un filme que queda reservado a espectadores selectos que necesitan precisar de calidad en un panorama desolador en cuanto a fanáticos del horror se refiere. Además, el elenco en cuestión está realmente fantástico en el que hacemos especial énfasis por el personaje de Owen Campbell (Super Dark Times, 2017) que está magnífico en su rol de adolescente atormentado ávido de llevarse flujos de color carmesí al interior de sus entrañas. Una obra imprescindible si os gusta de verdad el género salpicado con dosis de drama familiar.