Lewis Teague dirigió La Bestia Bajo el Asfalto (Alligator, 1980) producción que podría erigirse como uno de los mejores títulos de terror animal de la década de los ochenta que sería posteriormente imitado hasta la saciedad. El realizador estuvo a cargo después de otros filmes de culto (en cuanto a género de horror se refiere) como la inolvidable Cujo (1983) basada en un relato de Stephen King o Los Ojos del Gato (1985) que era una antología de historias cuyo máximo exponente era la de un duendecillo malvado que se aparecía en la habitación de una niña. Esta cinta que nos ocupa se encuentra protagonizada por un excelente Robert Forster. La trama principal se centra en una leyenda urbana (supuestamente basada en hechos reales en su premisa argumental) sobre caimanes adquiridos como mascotas que eran arrojados por el váter e iban a parar a las alcantarillas de la ciudad, creciendo en dicho ecosistema. El resultado en la ficción era que el reptil crecía desmesuradamente y ataca en la jungla de asfalto. Y eso es lo que nos ofrece esta obra cinematográfica tremendamente entretenida que ningún fanático de este tipo de subgénero debe dejar pasar. De visionado obligado y con subtramas que enganchan más (fuera del cocodrilo devorador) como los problemas capilares del protagonista y sus romances eventuales.

