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Director: Zoe Lister-Jones – Género/Subgénero: Jóvenes y brujas a medio gas – Reparto: Cailee Spaeny, Michelle Monaghan, David Duchovny, Nicholas Galitzine y Donald MacLean Jr. entre otros

Argumento: Tres chicas inadaptadas que se dedican a hacer brujería barata, se topan con una líder nata que guarda en su interior un poder natural. Junto a ella, descubrirán que pueden hacer cosas increíbles. Sin embargo, las cosas van a complicarse de forma inesperada.

Secuela de Jóvenes y Brujas (The Craft) que es todo un puñetazo en la cara al espectador fanático del filme original. Y es una pena porque aunque se intenta aislar la nostalgia de turno, el resultado final es para echarse a llorar. La historia contiene temáticas muy interesantes como la masculinidad tóxica, el bullying femenino juvenil o el aislamiento familiar pero nada acaba de cuajar como debe, simplemente porque la torpe de su directora, no ha tenido ni idea de como desarrollar todos estos entramados. Y para colmo en su desenlace, se va por la vía fácil dejándonos un enfrentamiento final desganado y sin pizca de fuerza o una sorpresa descafeinada que ya cabe esperar y que nos conecta con la primera película. También pululan por el filme ridiculeces progresistas que no vienen a cuento y que no aportan absolutamente nada puesto que tampoco van en ninguna dirección (como la ley del si es si, la ambigüedad sexual, etcétera) que supuestamente flotan por ahí por caprichos de la cineasta de turno para quedar políticamente correcta. En resumen, una segunda parte que parte muy interesante pero que acaba siendo un desastre en todos los sentidos. El reparto en general cumple de forma más que correcta pero la incompetencia está detrás de las cámaras y en su guión. Una lástima puesto que todo esto podía haber dado mucho más de sí.