Directora: Patricia Birch – Género/Subgénero: Musical petardo – Reparto: Michelle Pfeiffer, Maxwell Caulfield, Didi Conn, Christopher McDonald, Tab Hunter, Eve Arden, Dody Goodman, Sid Caesar y Adrian Zmed entre otros

Argumento: El instituto Rydell abre sus puertas para acoger un nuevo curso escolar. Una nueva historia de amor está a punto de comenzar. Michael se enamora de la bella y rebelde Stephanie. Para conquistar su corazón, tendrá que convertirse en un chico duro e interesante.

Grease ha sido siempre uno de esos musicales míticos que ha sabido dejar huella a través de varias generaciones. Los personajes de Danny y Sandy, forman parte ya de la cultura cinéfila de antaño y también de la actual. Sin embargo, este gran éxito tuvo una secuela posterior que pasó al olvido casi instantáneo tanto por parte de los seguidores del primer filme como de la crítica especializada. Y no es para menos. La cinta reunía a parte del reparto secundario original e intentaba tener algún nexo en común con su antecesora. El resultado final fue un pequeño bodrio que habría pasado desapercibido sin más pero que al llevar el título de marras, alcanzó cierto estatus de chapuza importante. La verdad es que todo es un sinsentido y una reunión de números musicales con coreografías bastante terroríficas. Rescatamos como mucho el rollo rockero de Michelle Pfeiffer cantando Cool Rider (una canción que relata lo cachonda que se pone la tía con los motoristas) o el divertido tema Reproduction con Tab Hunter al frente. De resto, nos queda una historia de amor trasnochada sin mucho sentido. El personaje masculino principal interpretado por Maxwell Caulfield es totalmente anodino y la Pfeiffer está graciosa pero poco más. Su directora pasó a alguna especie de lista negra tras esto, ya que dirigió un par de videclips de Cyndi Lauper posteriormente y poco más. Una secuela olvidada por motivos obvios y una caspa en toda regla que se puede disfrutar o sufrir a día de hoy pero mejor bajo influencia de drogas o alcohol.